La locura no es la psicosis. En efecto, es habitual encontrar que locura y psicosis son tratadas como equivalentes. El saber popular califica de “loco” a aquello que se distingue claramente de la razón, de la sensatez. En sentido vulgar, los términos psicosis y locura han sido tomados por el lenguaje común como sinónimos. Aunque la etimología enseña que tienen orígenes, tradiciones y evolución bien distintos y pertenecen a campos semánticos diversos.
A propósito de este tema y relacionado con la película CUATRO REYES que vimos en el FICX, plantearemos dos preguntas por cada escena de las películas seleccionadas abajo para que interpretemos y comparemos en debate la línea que separa la curación de la represión, la locura de la razón, la verdad y la mentira de estas "convenciones". De todas formas se trata de reflexionar sobre los límites entre la razón y la locura, el genio y la realidad.
Lacan subraya la amplitud del concepto de Locura:
“Este término no data de ayer, ni siquiera del nacimiento de la psiquiatría. Sin entregarme aquí a un despliegue demasiado fácil de erudición, solamente les recordare que la referencia a la locura forma parte desde siempre del lenguaje de la sabiduría, o del que se pretende tal. Al respecto, el famoso Elogio de la locura conserva todo su valor, por identificarla al comportamiento humano normal, si bien esta última expresión no se usaba en esa época. Lo que entonces se decía en el lenguaje de los filósofos, de filosofo a filosofo, termino con el tiempo por ser tomado en serio, al pie de la letra: vuelco que se produce con Pascal, quien formula, con todo el acento de lo grave y lo meditado, que hay sin duda una locura necesaria y que sería una locura de otro estilo no tener la locura de todos”.
La filosofía puede ser una locura narcisista cuando alguien se identifica con la imagen del filósofo y por tanto creerse que somos filósofos. Aquí vuelvo a citar la afirmación de Lacan: “ si un hombre cualquiera que se cree rey está loco, no lo es menos que un rey que se cree rey”. Es decir que la peor locura es la de la infautación del yo. El yo también es una máscara, una ilusión, quizás la más nefasta de este tardocapitalismo en que vivimos. Podemos aplicarnos, como reza el título de la comunicación, el aforismo a nosotros, los supuestos filósofos: “ si un hombre cualquiera se cree un filósofo, está loco pero no hay peor loco que un filósofo que se cree un filósofo.” Pero no por el tópico que acostumbramos a esgrimir: sólo unos pocos elegidos pueden llamarse Filósofo Sería un Filósofo Platón, Kant, Hegel y pocos más, pero nosotros solo somos, como máximo, profesores de filosofía. Pues no, no es esto, porque El Filósofo, no existe, ya que lo convertimos en un Ideal inalcanzable. Literalmente inalcanzable porque los pocos elegidos que constituimos como tales lo son desde la posteridad; solo podemos mitificarlos desde el presente. Pero en realidad sólo existen porque les hemos constituido como tal. Ellos, como nosotros, pensaban. Y esto es la filosofía, el oficio de pensar desde la experiencia subjetiva. Puede haber buena o mala filosofía, pero es filosofía. ¿ Acaso negamos que sea un actor el que consideramos que acúa mal? Pero es un sujeto el que tiene la propiedad de actuar ( por esto le llamamos actor) igual que otro sujeto tiene la propiedad de hacer público su pensar ( por esto le llamamos filósofo) . Luis Roca Jusmet: La actualidad de la filosofia
Infatuación:
engreimiento, narcisismo.
Tardocapitalismo:
capitalismo avanzado y mucho más dependiente de la cuestión dinero.
CUESTIONES:
1. Define los conceptos
fundamentales.
2. Comenta brevemente
la diferencia entre locura artística y locura clínica tal como visteis en el
programa THIS IS ART.
3. Define el concepto
de filosofía según según los textos.
4. Pon ejemplos de
comportamientos que te parecerían alocados y dignos de tratar y otra lista de
aquellos que te parecen sólo dislocados, es decir, transitorios.
5. ¿Qué crees que son?
Esquizofrenia
Bipolaridad
Epilepsia
Manía persecutoria
Neurosis obsesiva
Psicosis
Paranoia crítica
ESCENAS DE PELÍCULAS
jueves, 24 de noviembre de 2016
Este viernes haremos una visita al festival de cine de Gijón. Hemos elegido la película "Cuatro reyes" de la que tenemos unas actividades a desarrollar a posteriori. Después nos acercaremos al Centro de Arte de la Laboral para recorrer las instalaciones vanguardistas del la Exposición "Los monstruos de la máquina" de la que hemos hecho un seguimiente anterior y que guiaremos sobre el terreno.
Después del casting y la preparación, comienzan los ensayos para la escenificación del último acto. Ponemos en práctica LOS EFECTOS DE LOS AFECTOS en las artes escénicas.
3. Defiende un punto de vista en el conflicto ético-político entre culturas.
(las notas tendrán que ver con la calidad de las intervenciones, el material aportado para el debate y la claridad de ideas.
Bien sûr, le sujet est traité ici avec humour ! Mais pourtant, il nous force à réfléchir !
Cher frère blanc, Quand je suis né, j'étais noir, Quand j'ai grandi, j'étais noir, Quand je suis au soleil, je suis noir, Quand je suis malade, je suis noir, Quand je mourrai, je serai noir.
Tandis que toi, homme blanc, Quand tu es né, tu étais rose, Quand tu as grandi, tu étais blanc, Quand tu vas au soleil, tu es rouge, Quand tu as froid, tu es bleu, Quand tu as peur, tu es vert, Quand tu es malade, tu es jaune, Quand tu mourras, tu seras gris.
Alors, de nous deux, Qui est l'homme de couleur ?
PARA NOTA y demostrando un compromiso y stress papalagi debéis leer y responder a las siguientes preguntas:
1.Conceptos básicos y definiciones
2. Idea fundamental
3. Compara el mundo occidental capitalista y el mundo que comenta el protagonista del texto.
LOS PAPALAGI SON POBRES A CAUSA DE SUS MUCHAS COSAS
También podéis reconocer al Papalagi por su deseo de hacernos sabios y porque nos dice
que somos pobres y desdichados y que estamos necesitados de su ayuda y comprensión,
porque no poseemos nada. Permitidme explicaros, hermanos queridos de las muchas islas,
qué es UNA COSA. Un coco es una cosa: un matamoscas, un taparrabos, la concha, el anillo
del dedo, el recipiente para la comida y el tocado, todo ello son cosas. Pero hay dos clases
de cosas. Hay cosas hechas por el Gran Espíritu sin que lo veamos y que nosotros, los niños
de la tierra, no tenemos dificultad en obtener. Como, por ejemplo, el coco, la banana y la
concha de mar.
Después, hay cosas hechas por la gente a base de mucho trabajo y privación, cosas como
anillos para los dedos, matamoscas y recipientes de comida. Pues bien, los al¡¡ piensan que
tenemos necesidad de las cosas hechas por sus manos, porque ciertamente no piensan en
las cosas con las que el Gran Espíritu nos provee. Porque, ¿quién puede ser más rico que
nosotros? y ¿quién puede poseer más cosas del Gran Espíritu que justamente nosotros?
Lanzad vuestros ojos al horizonte más lejano, donde el ancho espacio azul descansa en el
borde del mundo.
Todo está lleno de grandes cosas: la selva, con sus pichones salvajes, colibrís y loros; las
lagunas, con sus pepinos de mar, conchas y vida marina; la arena, con su cara brillante y su
piel suave; el agua crecida, que puede encolerizarse como un grupo de guerreros o sonreír
17
como una Taopou; y la amplia cúpula azul que cambia de color cada hora y trae grandes
flores que nos bendicen con su luz dorada y plateada. ¿Por qué ser tan locos como para
producir más cosas, ahora que tenemos ya tantas cosas notables que nos han sido dadas por
el mismo Gran Espíritu?
De cualquier forma, nunca seremos capaces de mejorar sus trabajos, porque nuestro
espíritu es débil y endeble, y el poder del Gran Espíritu es enorme; comparadas a sus
enormes y omnipotentes manos, las nuestras son pequeñas y débiles. Las cosas que pueden
hacer son endebles y no vale la pena hablar de ellas. Podemos hacer más largo nuestro
brazo con un palo y agrandar el hueco formado por nuestras manos con un tanoal pero
todavía no ha habido un samoano o un Papalagi que triunfara en hacer una palmera o una
planta de kaua.
Actualmente esos Papalagi piensan que pueden hacer mucho y que son tan fuertes como el
Gran Espíritu. Por esa razón, miles y miles de manos no hacen nada más que producir cosas,
del amanecer al crepúsculo. El hombre hace cosas, de las cuales no conocemos el propósito
ni la belleza. Y los Papalagi inventan cada vez más cosas. Sus manos arden, sus rostros se
vuelven cenicientos y sus espaldas están encorvadas, pero todavía revientan de felicidad
cuando han triunfado haciendo una cosa nueva. Y, de repente, todo el mundo quiere tener
tal cosa; la ponen frente a ellos, la adoran y le cantan elogios en su lenguaje.
¡Oh, hermanos!, confirmad mis creencias porque he observado al Papalagi y he visto sus
intenciones tan claras como si las iluminase el sol del mediodía. Porque él destruye todas
las cosas del Gran Espíritu. Donde quiera que vaya, quiere volver a la vida de nuevo, por su
propio poder, aquellas cosas que primero ha matado, y quiere luego considerarse a sí mismo
el Gran Espíritu porque produce tantas cosas.
Hermanos, tratad de imaginar que en este mismo momento se levantase una tormenta
y arrasara todas las selvas y montañas, que también las conchas y cangrejos fuesen
arrastrados de la laguna y ni siquiera quedase una flor de hibisco para que nuestras chicas
la llevasen en el cabello, tratad de imaginar que todo lo que vemos a nuestro alrededor
desapareciese repentinamente, de modo que nada quedase y la arena y la tierra llegasen a
ser como la palma de nuestra mano o la colina sobre la que el magma se ha deslizado.
Entonces tendríamos que llorar a la palmera, a las conchas y a la selva, tendríamos que
afligirnos por todo. Donde se congregan todas las chozas que ellos llaman una ciudad, allí la
tierra está tan desnuda como la palma de vuestra mano y ésta es una de las razones por las
que a los Papalagi se les han ablandado los sesos y juegan a ser el Gran Espíritu en persona:
para no pensar en todas las cosas que han perdido. Porque están despojados y porque su
tierra se ha vuelto tan triste que coleccionan cosas como un loco colecciona hojas muertas
y llena su cabaña con ellas hasta que todo espacio libre queda ocupado. Ésta es la razón de
que nos envidie y espere hacernos tan pobres como él es.
18
Es signo de gran pobreza que alguien necesite muchas cosas, porque de ese modo
demuestra que carece de las cosas del Gran Espíritu. Los Papalagi son pobres porque
persiguen las cosas como locos. Sin cosas no pueden vivir. Cuando han hecho del caparazón
de una tortuga un objeto para arreglar su cabello, hacen un pellejo para esa herramienta,
y para el pellejo hacen una caja, y para la caja, una caja más grande. Todo lo envuelven en
pellejos y cajas.
Hay cajas para taparrabos, para telas de arriba y para telas de abajo, para las telas de la
colada, para las telas de la boca y otras clases de telas. Cajas para las pieles de las manos
y las pieles de los pies, para el metal redondo y el papel tosco, para su comida y para su
libro sagrado, para todo lo que podáis imaginar. Cuando una cosa sería suficiente, hacen
dos. Si entras en una cabaña europea para cocinar, ves tantos recipientes para la comida
y herramientas que es imposible usarlos todos a la vez. Y por cada plato hay un tanoa
distinto: uno para el agua y otro para el kaua europeo, uno para los cocos y otro para las
uvas.
Hay tantas cosas dentro de una choza europea, que si cada hombre de un pueblo samoano
se llevase un brazado, la gente que vive en ella no sería capaz de llevarse el resto. En cada
choza hay tantos objetos que los caballeros blancos emplean muchas personas sólo para
ponerlos en el sitio que les corresponde y para limpiarles la arena. Incluso las taopou de
alta cuna emplean gran cantidad de su tiempo en contar, rearreglar y limpiar todas sus
cosas.
Todos vosotros sabéis, hermanos, que cuento la verdad que he visto con mis propios ojos,
sin añadir a mi historia ninguna opinión. Por eso creedme cuando os cuento que hay gente en
Europa que presionan un palo de fuego en sus frentes y se matan, porque prefieren no vivir
a vivir sin cosas. Los Papalagi turban de todos los modos posibles sus mentes y enloquecen
pensando que el hombre no puede vivir sin cosas, como no puede vivir sin comida.
También por eso, nunca he sido capaz de encontrar una choza en Europa donde pudiera
descansar del modo apropiado en mi estera, sin nada que estorbara mis miembros cuando
quería estirarme. Todas aquellas cosas lanzan destellos de luz o gritan chillonamente con
las voces de sus colores, de tal modo que no podía cerrar mis ojos en paz. Nunca hallé el
verdadero reposo allí ni fue mayor mi nostalgia por mi cabaña samoana; esa cabaña en la
que no hay nada más que una estera para dormir y un envuelve-cama, y donde nada te turba
19
salvo la suave brisa del mar.
Los que tienen pocas cosas se llaman a sí mismos pobres o infelices. Ningún Papalagi canta
o va por la vida con un destello en su mirada cuando su única posesiones un recipiente
de comida como hacemos nosotros. Si los hombres y mujeres del mundo de los blancos
residieran en nuestras cabañas, se lamentarían y afligirían, e irían a buscar rápidamente
madera de los bosques y caparazones de tortuga, vidrios, fuerte alambre y llamativas
piedras y mucho, mucho más. Y moverían sus manos de la mañana hasta la noche, hasta que
la choza samoana estuviese llena de objetos enormes y pequeños que se rompen fácilmente
y son destructibles por el fuego y la lluvia, y que por esto deben sustituirse todo el tiempo.
Cuantas más cosas necesitas, mejor europeo eres. Por esto las manos de los Papalagi
nunca están quietas, siempre hacen cosas. Ésta es la razón por la que los rostros de la
gente blanca parecen a menudo cansados y tristes y la causa de que pocos de ellos puedan
hallar un momento para mirar las cosas del Gran Espíritu o jugar en la plaza del pueblo,
componer canciones felices o danzar en la luz de una fiesta y obtener placer de sus cuerpos
saludables, como es posible para todos nosotros (Muy a menudo, los samoanos van a jugar y
bailar juntos.
Aprenden a bailar a muy temprana edad. Cada pueblo tiene sus canciones y poetas. Por la
noche se puede oír cantar dentro de cada cabaña. El canto es melodioso, principalmente
porque el idioma es muy rico en vocales, pero también a causa del delicado «buen oído» de
los isleños).
Tienen que hacer cosas. Tienen que seguir con sus cosas. Las cosas se cierran y reptan
sobre ellos, como un ejército de diminutas hormigas de arena. Ellos cometen los más
horribles crímenes a sangre fría, sólo para obtener más cosas.
No hacen la guerra para satisfacer su orgullo masculino o medir su fuerza, sino sólo para
obtener cosas. No obstante se dan cuenta del gran derroche que es su vida o no habría
tantos Papalagi de alta posición que no hacen durante su existencia nada más que sumergir
cabellos en zumos coloreados y con ellos formar bellas representaciones-espejo sobre
esteras blancas.
Escriben todas las buenas palabras de Dios, tan brillantes y llenas de color como
pueden. También moldean gente con arcilla blanca, sin ningún taparrabos; muchachas de
movimientos libres, encantadoras como la taopou de Matautu e imágenes de hombres,
blandiendo garrotes y acechando al pichón salvaje en el bosque. Gente hecha de piedra,
para la que los Papalagi construyen enormes cabañas festivas, a las que la gente viaja desde
enormes distancias para disfrutar de su gracia y belleza. Permanecen de pie enfrente de
ellas, apretadamente cubiertos con sus taparrabos y tiritando. Yo he visto a los Papalagi
lamentarse cuando admiraban la belleza que ellos mismos habían perdido.
Ahora el hombre blanco quiere hacernos ricos trayéndonos todos sus tesoros, sus cosas.
Pero esas cosas son como flechas envenenadas, que matan a aquéllos en cuyo pecho se
han introducido. Una vez oí, por casualidad, decir a un hombre que conoce bien nuestras
islas: «Vamos a forzar nuevas necesidades en ellos». ¡Las necesidades son cosas! Y aquel
sabio dijo más: «Entonces podemos ponerles a trabajar también fácilmente». Quería decir
que tendríamos que usar la fuerza de nuestras manos para hacer cosas, cosas para nosotros
mismos, pero principalmente cosas para los Papalagi. Debemos estar también cansados,
encorvados y grises.
Hermanos de muchas islas, debemos mantener nuestros ojos muy abiertos, porque las
palabras de los Papalagi saben como los dulces plátanos, pero están llenas de flechas
escondidas que saldrán para matar toda la luz y alegría que hay en nosotros. No olvidemos
20
nunca eso. Aparte de lo que nos ha dado el Gran Espíritu, precisamos muy poco.
Él nos dio ojos para ver las cosas, pero necesitáis más que todo el tiempo de nuestra vida
para verlas todas. Y nunca pasó mayor mentira por los labios de un ser humano como cuando
el hombre blanco nos dice que las cosas del Gran Espíritu tienen muy poco valor, pero que
las cosas que ellos producen son más útiles y valiosas. Sus propios objetos, son numerosos,
resplandecientes y brillantes, lanzan miradas seductoras a nuestro sistema de vida y se nos
imponen, pero nunca hacen el cuerpo de un Papalagi más bello, sus ojos más brillantes o sus
mentes más agudas. Ésta es otra razón por la que sus cosas tienen poco valor y las palabras
que pronuncian y fuerzan violentamente nuestra consciencia, son pensamientos empapados
de veneno, las eyaculaciones de un espíritu maligno.
“A veces se confunde la ‘libertad de expresión’ con ‘la libertad de presión’; o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen. Entonces lo principal para abrir un espacio nuevo que sea de veras una respuesta democrática a ese totalitarismo que confunde la comunicación con un negocio (cuando la comunicación es en realidad un derecho humano, no un negocio) lo más importante es que esos espacios nuevos sean de veras abiertos, que no sean “Miedos de comunicación” sino Medios de Comunicación, donde se escuchen voces diversas, donde haya plena libertad para que la comunicación sea Comunicación DE VERDAD”.
E. G.
Eduardo Galeano (Uruguay, 1940)
(cuento)
HOMERO
No había nada ni nadie. Ni fantasmas había. No más que piedras mudas, y alguna que otra oveja buscando pasto entre las ruinas.
Pero el poeta ciego supo ver, allí, la gran ciudad que ya no era. La vio rodeada de murallas, alzada en la colina sobre la bahía; y escuchó los alaridos y los truenos de la guerra que la había arrasado.
Y la cantó. Fue la refundación de Troya. Troya nació de nuevo, parida por las palabras de Homero, cuatro siglos y medio después de su exterminio. Y la guerra de Troya, condenada al olvido, pasó a ser la más famosa de todas las guerras.
Los historiadores dicen que ésa fue una guerra comercial. Los troyanos habían cerrado el paso hacia el mar Negro, y lo cobraban caro. Los griegos aniquilaron Troya para abrirse camino al Oriente por el estrecho de los Dardanelos. Pero comerciales fueron todas, o casi todas, las guerras que en el mundo han sido. ¿Por qué habría de hacerse digna de memoria una guerra tan poco original?
Las piedras de Troya iban a convertirse en arena y nada más que arena, cumpliendo su destino natural, cuando Homero las vio y las escuchó.
Lo que él cantó, ¿fue pura imaginación?
¿Fue obra de fantasía esa escuadra de mil doscientas naves lanzadas al rescate de Helena, la reina nacida de un huevo de cisne?
¿Inventó Homero eso de que Aquiles arrastró a su vencido Héctor, atado a un carro de caballos, y le dio varias vueltas alrededor de las murallas de la ciudad sitiada?
Y la historia de Afrodita envolviendo a Paris en un manto de niebla mágica cuando lo vio perdido, ¿no habrá sido delirio o borrachera?
¿Y Apolo guiando la flecha mortal hacia el talón de Aquiles? ¿Habrá sido Odiseo, alias Ulises, el creador del inmenso caballo de madera que engañó a los troyanos?
¿Qué tiene de verdad el final de Agamenón, el vencedor, que regresó de esa guerra de diez años para que su mujer lo asesinara en el baño?
Esas mujeres y esos hombres, y esas diosas y esos dioses que tanto se nos parecen, celosos, vengativos, traidores, ¿existieron?
Quién sabe si existieron. Lo único seguro es que existen.
Espejos. Una historia casi universal, Salamanca, Siglo XXI de España Editores, 2008, págs. 47-48
*JOSTEIN GAÄRDER -> El mundo de Sofía. Ed. Siruela Entretenido y básico. Recorrido desde la filosofía presocrática hasta hoy mezclado con ingenio e intriga literaria. *FERNANDO SAVATER -> Diccionario filosófico. No es ni un Diccionario al uso ni
siquiera plenamente filosófico. Se trata de términos y conceptos que le
interesan al autor de cara a su perspectiva filosófica. El prólogo es
una interesante historieta de la filosofía. Humor concentrado e ironía
vitalista. *ALBERT CAMUS. El mito de Sísifo El extranjero *PLATON. Diálogos: El banquete, Fedro, La república… *San Agustín à La ciudad de Dios. *PASCAL. Pensamientos *LUCRECIO. La naturaleza de las cosas *NIETZSCHE. La genealogía de la moral Así habló Zaratustra La voluntad de poder *SARTRE. El existencialismo es un humanismo
LIBROS DE LITERATURA MUY FILOSÓFICA: *HERMANN HESSE à Bajo las ruedas Siddartha El lobo estepario *KAFKA à El castillo El proceso La metamorfosis *CORTAZAR Rayuela La autopista del sur y otros relatos *UMBERTO ECO l nombre de la rosa *BORGES El libro de arena y otros relatos *HOLDERLIN Hiperión *UNAMUNO Niebla S. Manuel bueno mártir *VALLE INCLAN Luces de Bohemia *PIO BAROJA El árbol de la ciencia La busca
Claudia Quijada gana la final de la Olimpiada de Filosofía en la categoría de Dilema moral. Hoy viernes 15 de abril se presenta a la Nacional. Os adjunto el vínculo. Suerte para ella y fuerza en la lucha filosófica.
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.
Como ya sabéis el ciclo de cine del Instituto está abierto a todos los interesados. Además de ver las películas podéis colaborar y obtener nota para Ètica haciendo un comentario crítico en este artículo.
Esta actividad es voluntaria y abarca también a la visita que haremos al Centro Niemeyer para ver la obra de teatro CRECER de Maxi Rodríguez.
Aquí ABAJO tenéis un enlace con la pelicula completa "VENTAJAS DE SER UN MARGINADO"